La tradición de los botijos
El agua de la Virgen y el 15 de agosto
El 15 de agosto, la ciudad de Toledo, unida a la Iglesia universal, celebra la solemnidad de la Asunción de la Virgen. En la capital esta fiesta goza de una importancia especial por tratarse de la fiesta de la patrona: la Virgen del Sagrario.
Unida a las celebraciones religiosas que desde primera hora de la mañana se suceden en la Catedral Primada, tiene lugar en el claustro del templo la tradición de beber el agua de la Virgen en los botijos.
La tradición manda beber este agua, considerada milagrosa, que proviene de los pozos, y que según la leyenda, comenzaron a fluir cuando la Virgen impuso la Casulla a San Ildefonso, Patrón de la Ciudad.
Otras teorías, enmarcan el origen de los pozoa milagrosos en los lugares donde ocultaron la venerada imagen durante la dominación sarracena. La talla fue hallada siglos después en estas estancias, de donde, según la leyenda, brotan las aguas de los pozos.
Junto a las leyendas y tradición sobre la famosa Agua de la Virgen se encuentra la creencia de los beneficios de beber el agua cada día de la asunción, que se basa en la historia que narra que en el siglo XVII, durante la fiesta de la Virgen, un niño pequeño cayó desplomado ante el insoportable calor por la multitud de fieles y devotos que habían acudido a los cultos a la Patrona. Todos los presentes dieron al niño por muerto, hasta que recurrieron al agua, siendo en este momento cuando el pequeño recobró milagrosamente la conciencia como si nada hubiera pasado.
Toledo, ciudad moderna, aún hoy, sigue fiel a su tradición, y cada 15 de agosto supone uno de los días grandes de la urbe. Son decenas de miles las personas que con fervor acuden a beber de esta agua, y visitar a la Virgen del Sagrario.